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Boletín periódico bimensual | Número 06 - Agosto de 2009
Cine Digital

Los gigantes del cine digital 3D desembarcaron en la Argentina
Meses atrás, en una de las salas del Complejo “Dinosaurio Mall” se proyectó, por primera vez en Córdoba, una película con formato digital tridimensional (3D).

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Esta nueva tendencia a nivel mundial, en la industria cinematográfica, de renovar los actuales sistemas analógicos, está sustentada, aparentemente, en dos causas: una apreciable mejora en la calidad de los efectos especiales y una disminución considerable de los costos de producción de las mismas.
En Argentina, la pugna por imponer un formato, en el ámbito local, se centra exclusivamente en dos sistemas que fueron lanzados casi en forma simultánea en salas de Buenos Aires, hace algunos meses. En primer lugar, el que utiliza la tecnología tridimensional Real 3D en la sala Cinemark del Palermo Shoping, perteneciente a The Walt Disney Company, y el segundo, sistema Dolby 3D de la mano de la cadena Hoyts que funciona en el Shopping Unicenter, de Martínez.
Ambos sistemas, Cinemark con Real D y Hoyts con Dolby 3D , permiten experimentar el resultado de los dos proveedores mundiales con mayor penetración en el creciente mercado del reequipamiento 3D de salas de cine. Esta propuesta es la competencia natural del IMAX que fuera pionero en la proyección de películas 3D pero con sistema analógico en celuloide 70 milímetros.
Que significa cine digital?
Conceptualmente, el cine digital es aquel que utiliza la tecnología digital para grabar, distribuir y proyectar películas. Generalmente, se caracteriza por la alta resolución de las imágenes, porque prescinde de algunos aspectos asociados a la proyección mecánica de las películas y por las sobresalientes posibilidades de posproducción por medios informáticos.
En cine digital se graba utilizando una representación digital del brillo y el color en cada píxel de la imagen, en lugar de quedar fijada por emulsión química en el filme de celuloide tradicional. La película final puede ser distribuida vía disco duro, DVD o satélite, y puede proyectarse usando un proyector digital en lugar del proyector tradicional.
Los cines del mundo poseen hoy en su inmensa mayoría proyectores de 35 mm, mientras que los digitales son una minoría que comienza a crecer. Las películas de bajo presupuesto y con medios limitados están, cada vez más, siendo rodadas en digital (aunque a menudo no sean cámaras de alta definición). Con la creciente popularidad de esta tecnología en los últimos tiempos, los festivales especializados en cine digital son hoy comunes por todo el mundo.
Pueden producirse películas digitales en 2D (bidimensional) o en 3D (tridimensional). La filmación digital en 3D se hace con una cámara doble y las lentes de cada cámara están separadas por la misma distancia que los ojos del espectador. Los anteojos vienen con dos filtros, uno para cada ojo. Pero aunque parezca que funciona como el 3D de los anteojitos de cartón de antes, con esta tecnología si uno gira la cabeza sigue viendo en 3D. Antes eso no se podía hacer.
Para usar el sistema Real D, Cinemark tuvo que cambiar la pantalla blanca de la sala por una plateada para evitar que haya concentraciones en la pantalla de mayor o menor luz. Su sistema se complementa con un proyector digital, el sistema propiamente dicho y un servidor cargado con un software especial llamado Doremi que maneja todas las instancias de la proyección.
El de Hoyts ha logrado una importante porción de mercado gracias a un tema de costos. En principio, Dolby 3D no requiere una pantalla plateada como la de Cinemark y, por otra parte, vende su sistema al comprador, mientras que la tecnología de Real D se comercializa por un sistema de royalty a porcentaje según la venta de entradas.
Desarrollo de la tecnología digital
Aunque el fenómeno del cine digital ha recibido una gran publicidad en los últimos años, no es realmente un nuevo concepto: antes de ser reintroducido como “cine digital” a finales de los 90, se le conoció durante años como “cine electrónico”.
Sony se lanzó a comercializar el concepto de “cine digital” ya a finales de los 80, en cierto sentido de manera experimental, que usaban tanto cámaras como proyectores digitales, pero ninguno con gran éxito comercial. La primera  que utilizó secuencias generadas por computadora fue Tron, producida por la Disney, en 1982. Se utilizaron casi treinta minutos de animación generada por computadora, en combinación con los personajes del filme. Aún así, la película contiene menos imágenes generadas por computadora de lo que generalmente se pudiera suponer, ya que realmente muchos de los efectos que parecen haber sido hechos por computadora fueron creados usando efectos ópticos tradicionales
En los años 90, el cine comenzó un proceso de transición, del soporte fílmico a la tecnología digital. no fue hasta mediados de los noventa, donde la tecnología digital desembarcó en la industria cinematográfica, ya sea en grandes producciones que hicieron uso extensivo de la tecnología digital, como las nuevas películas de Star Wars o Matrix, hasta la películas hechas íntegramente en computadora, de la mano de Pixar y otras compañías. Mientras tanto, en el ámbito del video doméstico, surgió un soporte digital, los DVD aparecen como nuevo estándar.
Hoy en día, Estados Unidos se prepara para equipar todas sus salas con proyectores digitales, y los fabricantes hacen líneas especiales de cámaras digitales para cine profesional, controladores de colorimetría y ediciones para sustituir la película. Los diferentes formatos de HD, respecto al viejo 35 mm, ofrecen presupuestos más bajos, facilidad de manipulación en el montaje, agilidad en el tratamiento y facilidad de introducción de técnicas de síntesis digitales. George Lucas y James Cameron, por ejemplo, han utilizado estos sistemas de HD de gran calidad, de tal manera que el resultado final es casi idéntico al film en algunos casos. Otros directores, como Steven Spielberg se rehúsan a migrar al digital y siguen haciendo sus películas en filme, e incluso editando en moviola.
En la  actualidad, teniendo en cuenta los constantes impulsos a la tecnología digital, año tras año, parece que el futuro del cine es ser digital en los próximos 10 o 20 años. En cualquier caso, el cine digital todavía tiene que recorrer bastante camino antes de reemplazar por completo al celuloide: durante los últimos 100 años todas las películas han sido grabadas en filme tradicional y todos los estudiantes de cine han aprendido cómo manejar una cámara de 35mm; sin embargo, la tecnología digital, especialmente el equipo de alta definición, todavía no ha tenido tiempo de conseguir una extensa aceptación, pese a que la creciente popularidad de la vídeo-cámara de alta definición (de menos de 2048 píxeles horizontales) en el campo de la televisión, ha incentivado ciertamente el desarrollo en cine de las cámaras de 4096 píxeles y más, así como la tecnología de post-producción.
Cine digital frente a celuloide
El cine digital ha generado abundantes disputas en torno a la naturaleza intrínseca del cine. Las posturas van desde los entusiastas que ven en la tecnología digital la panacea y los avances que el lenguaje cinematográfico venía solicitando desde hace mucho tiempo como George Lucas o James Cameron entre otros, hasta los detractores más acérrimos que ven en el digital la pérdida de la esencia de la mirada fílmica como Steven Spielberg, Quentin Tarantino, Tim Burton u Oliver Stone.
Algunos puristas argumentan que el digital no consigue la misma “sensación” que una película grabada en celuloide. Aunque esto es una materia de preferencias personales más que otra cosa. Las cámaras digitales han evolucionado rápidamente y la calidad se incrementa drásticamente de cada generación de hardware a la siguiente. Aunque, al menos en la actualidad, las cámaras digitales no pueden alcanzar el mismo nivel de calidad de imagen que un filme de 35 mm, hay quien piensa que el color y la claridad son mejores en digital.
Una de las grandes esperanzas que hay puestas en la tecnología digital es que democratizará el mundo del cine y abolirá las barreras económicas a la hora de realizar películas, dado lo económico que puede resultar la grabación digital y la posibilidad de pasar el material a vídeo y editarlo en un ordenador doméstico. De todos modos, el costo del celuloide y el laboratorio supone sólo en torno al 1% del costo total de una típica producción de Hollywood o de otros centros de cine comercial.


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